"Y jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir"


Mientras miraba el techo de tu habitación, esperando que regreses con una tasa de té, bien caliente, hojeaba mi cuaderno, lleno de frases y gatitos de colores. No se si fueron los efectos de la adrenalina que aún corría por mi sangre después de tenerte o los efectos de las divertidas pastillas que habíamos tomado, los gatos bailaban en mi vientre, en mi pecho casi cubierto por tu sabana de seda, bailaban al son de la deliciosa vos de Louis Armstrong, con ojos profundos, mirándome, amándome. Tarde un tiempo en dejar de fantasear cuando me di cuenta que habías vuelto, que eras tu, jugabas con tus manos a recorrer mi cuerpo al ritmo de "Cheek to Cheek", solo sonreí, no sabia que mas hacer, descanse, por fin, fui feliz, el placer pudo con todo descaro colarse entre mi piel, libre de sentirlo me deje llevar, de nuevo, por tu delicado y caliente roce, hasta poder mirar los gatos que bailan en mi vientre.


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